HISTORIA DEL FERROCARRIL DE MEJILLONES A CARACOLES
Uno
de los capítulos poco conocidos de la historia ferroviaria de la Segunda Región
es el relacionado con un ferrocarril construido por el Gobierno Boliviano que
trató de disputarle el transporte al FCAB, y que luego de un auspicioso
comienzo terminó sus días reducido a tranvía en Antofagasta.
Introducción
La
idea de un ferrocarril entre la costa y el interior Boliviano no era nueva,
diversas tentativas se habían hecho para establecer uno, no pasando estos de
meras ideas, y solo un par habían llegado a realizar algún estudio de
importancia. Dentro de estos podemos mencionar la concesión del Gobierno
Boliviano a Roberto Brown el 3 de Agosto de 1.868 para construir una línea
entre Cobija y Potosí y la de los señores Aramayo y Voodfield para un
ferrocarril entre Mejillones y Chiu-Chiu, pero estos proyectos no contaban con
un volumen de carga que hiciera viable su construcción.
Por
esta fecha, la única carga que se transportaba hacia el interior de la actual
Segunda Región era la enviada al plantel salitrero de Salar del Carmen,
propiedad de Milbourne Clark & Co. (i) Pero esta instalación, terminada en
1.869, se encontraba a solo 28 km. al interior, cerca del actual cruce Sur de
la carretera panamericana con la bajada a Antofagasta.
Este
escenario cambió en Mayo de 1.870,
cuando se descubrieron los yacimientos argentíferos de Caracoles, cuya bonanza
duró ocho años, produciendo en ese período 855.200 kilos de plata. Esta mina,
ubicada a 35 km. al sur este de Sierra Gorda, fue trabajada en su gran mayoría
por mineros y capitalistas chilenos. Ahora, con una demanda por bienes y salida
de minerales creciente, se justificaba plenamente construir un ferrocarril
hasta la costa. En un principio, el viaje hacia el mineral se hacía desde
Cobija, pasando por Colupo, Miscanti, Calama y finalmente llegando a Caracoles
luego de recorrer 63 leguas ( cerca de 280 km. ). Esta ruta se desechó cuando
Don francisco Bascuñán abrió una nueva que iba directamente Antofagasta al seguir
el lecho de un río seco en busca de ayuda. En una primera etapa, todo el
tráfico entre Caracoles y los puertos de Mejillones y Antofagasta era servido
por carretas tiradas por mulas. A modo de idea, a principios de los 70 habían
en al región mas de 12.000 mulas para este trabajo
Con
la noticia del descubrimiento de Caracoles se presentaron una gran cantidad de
solicitudes para la construcción de ferrocarriles entre el mineral y la costa.
Por citar algunas tenemos: Dorado Hermanos, para un ferrocarril de Mejillones a
Caracoles. La de J. J. Aguirre - Zabala, por la ruta Cobija Miscanti Guacati y
desde ahí dos ramales; uno a Calama y otro a Caracoles. Otra concesión fue para
un ferrocarril de Antofagasta a Caracoles. Esta fue presentada por los industriales
Justo Peña y don Francisco Bascuñán Alvarez, sobre la base del camino que
descubrieron cuando buscó ayuda. Esta concesión que no llegó mas allá de la
presentación, pero merece ser nombrada por que
es la primera conocida desde Antofagasta.
Todas
las anteriores concesiones fueron rechazadas por el Gobierno Peruano. Pero la
mayor oposición la presentó Milbourne Clarck & Co. ( Los antecesores del
FCAB ) quienes tenían desde Septiembre de 1.868 la concesión exclusiva para
explotar el caliche “en cualquier punto donde se encuentre en el Departamento
de Cobija.. mas todo el terreno cubierto
por una legua a cada lado de un camino de 30 leguas al interior”…. mas el
privilegio de construir un ferrocarril de sangre o vapor entre el litoral y el
interior...
La
férrea oposición de la salitrera estaba en que un ferrocarril a Caracoles podía
afectar la posibilidad de construir uno
al Salar del Carmen sobre la ruta que tenían autorizada y lesionaba sus
posibilidades de construir un ramal a Caracoles sobre la extensión solicitada a
Salinas ( 130 km. de la costa ), lugar donde pensaban explotar el salitre por
que el del Salar del Carmen, donde estaba la planta original, no se podía
trabajar por lo fino de su borra.(II)
Pero
esto cambió en Diciembre de 1.870, cuando el presidente Melgarejo fue
derrocado, siendo una de las primeras medidas del nuevo gobierno derogar todas
las concesiones del Gobierno anterior. La concesión de Milbourne Clarck &
Co. Fue anulada basándose en que su condición de exclusiva perjudicaba al Estado
Boliviano y había afectado a los salitreros que habían querido trabajar el
distrito del Toco, que por aquel entonces era parte del distrito de Cobija.
Ya
sin problemas legales, el Presidente Agustín Morales llamó a licitación para
construir una vía férrea por cuenta de Bolivia entre el litoral y Caracoles a
fines de 1.871. El contrato fue adjudicado a Gustavo Bordes y Cía quién propuso
a Mejillones como puerto de enlace, pasando por Caracoles, Chiu - Chiu y Santa
Bárbara, que es un poblado ubicado al interior de Calama, lo que indicaría que
se pensó, cuando menos en un principio, llevarlo hasta la actual frontera. Al poco tiempo, este acuerdo quedó sin
efecto.
La
anulación de la concesión original obligó
a Milbourne, Clarck & Co. a desplegar un gran esfuerzo diplomático
para salvar la empresa, encargándole en Enero de 1.872 a don Domingo Arteaga
Alemparte las negociaciones correspondientes ante el Gobierno Boliviano, quien
trató por largo tiempo de llegar a algún acuerdo con las autoridades. El 13 de
Abril de 1.872 el Gobierno Boliviano decretó que las nuevas propiedades de la
Empresa eran un paralelogramo de 15 leguas desde la costa, dentro del cual
podía construir un ferrocarril para su explotación y la extensión por un plazo
de 15 años de todo gravamen municipal y fiscal a las exportaciones de
salitre.
La Concesión
Otra
medida del nuevo Gobierno fue aceptar la propuesta de un ferrocarril entre la
costa y el interior presentada por Watson y Meiggs ( hermano del constructor de
ferrocarriles ), el 10 de julio de 1.872. Estos señores, asociados con los
señores Marcial Martínez y José Manuel Brown, ofrecieron construir un
ferrocarril entre Caracoles y Mejillones. Con respecto a esta concesión,
debemos indicar que en algunos textos ( Por ejemplo; Historia del Salitre de
Oscar Bermúdez ) se le llama “ferrocarril de Mejillones a Caracoles y Santa
Bárbara^, lo que indica su intención de ser un ferrocarril que uniera
finalmente el altiplano con la costa.
La
elección de Mejillones como puerto de inicio del ferrocarril no fue al azar.
Por aquel entonces, Mejillones era un activo puerto dedicado a la explotación
del guano y de cobre proveniente de las minas del sector y que le estaba
quitando su supremacía a Cobija como primer puerto de Bolivia, ya que este había
sido parcialmente abandonado a causa de una peste y un terremoto que lo había
dañado seriamente. Por esta fecha La Chimba, el núcleo que mas tarde crearía
Antofagasta, era una pequeña caleta que servía a la oficina de Salar del
Carmen, y no distaba mucho de los otros asentamientos mineros de la costa como
Caleta Cifuncho o Cascabeles, los que desaparecieron al nacer puertos mayores.
Las
bases principales del contrato de concesión eran: el Gobierno emitía bonos al
80%, con la condición de si se vendían a mas del 90% de su valor real, a
diferencia se dividiría entre los encargados de emitirlos y el Gobierno. Los
empresarios se comprometían a colocar los bonos al 7 ½ % de interés y al 2% de
amortización acumulativa, pudiendo el Gobierno aumentar el fondo de
amortización o paga pagar todo el crédito de una vez, cuando lo creyere
conveniente. Con el resultado de esta
negociación, los empresarios se obligaban a construir por el valor de 40.000
bolivianos cada milla del ferrocarril, cuya extensión era de 100 millas,
entregar una garantía de 200.000 bolivianos y completar la obra en tres años.
Para ambas partes el contrato quedó garantizado con el producto de la
explotación del mismo ferrocarril y con los derechos de exportación de los
minerales del litoral, destinados a hacer el servicio de los intereses y
amortización. Para asegurarle
rentabilidad, se incluyó dentro de las negociaciones llevadas a esa fecha con
Milbourne & Clarck, una cláusula en la que “los privilegios concedidos al
ferrocarril de Mejillones serían respetados, no pudiendo los ferrocarriles de
la Empresa Salitrera correr en la misma dirección de la empresa privilegiada”.
Para
la realización de las obras se contrató al ingeniero Norteamericano Houston,
secundado por Víctor Pretot Freire (Chileno) y los extranjeros Duval, MacEvoy,
Denyson y Bloon. El Gobierno Boliviano nombró al ingeniero Hugo Reck como
fiscalizador de las obras.
La
vía de trocha métrica seguía el siguiente trazado; el ferrocarril partía desde
Mejillones en dirección al interior, por el mismo sector donde actualmente se
encuentra la carretera de acceso al puerto, hasta llegar a los cerros de la
costa, los que traspasaría en dirección Sur Este para aparecer en el sector de
Mantos Blancos, actual estación Prat,( nada que ver con la mina del mismo
nombre ). Aquí seguiría paralelo al actual trazado del FCAB, pasando por
Cuevitas, Salinas, lugar donde se separaba
del FCAB, el que sigue hacia Sierra Gorda. El Ferrocarril de Mejillones tomaba un rumbo mas al Sur, pasando por Punta Negra, para finalmente llegar a
Caracoles.
Mientras
todo esto ocurría, Francisco Puelma, Agustín Edwards y Guillermo Gibbs,
formaron en Octubre de 1.872 la Compañía de Salitres y Ferrocarril de
Antofagasta ( CSFA ), con domicilio en Valparaíso. Esta compañía compró todos
los privilegios de Milbourne & Clarck, incluyendo el permiso para construir
un ferrocarril al interior.
Mucho
debieron sorprenderse los lectores del diario El Mercurio del 8 de Noviembre de
1.872, cuando en sus páginas vieron la
publicación de los estatutos de la nueva compañía de Salitres y Ferrocarriles
de Antofagasta, y en la siguiente hoja la resolución firmada el 10 de Octubre
de 1872 por el Presidente Morales de Bolivia en la que decía que ”... Milbourne,
Clarck & Co. Y sus cesionarios o subrogatorios no pueden construir ninguna
línea férrea que irrogue perjuicios sobre el ferrocarril que construye el
Estado..”
El Inicio de la Carrera al Interior
Pese
a la existencia de este documento, Hicks le comunicó a la municipalidad de Antofagasta
en Diciembre de 1.872 el inicio de las obras del ferrocarril, esta respondió no
tener inconveniente alguno para el inicio de las obras. El primer riel se tendió el día 7 de Enero de
1873 ( 61 ), pero el Gobierno Boliviano ordenó el 10 de Enero de 1.873 al
Prefecto de Cobija notificar a los directores del CSFA que..” paralizaran las
obras porque carece de toda autorización legal.. “. Pese a esta amenaza, se
siguió con la construcción de la línea al interior sustentado en los acuerdos
preliminares del 13 de Abril de 1.872, en los que se autorizaba a la empresa a
construir un ferrocarril al interior.
Casi
en la misma fecha se dio comienzo a los trabajos de construcción del
ferrocarril de Mejillones, la que fue celebrada con una gran fiesta el 29 de
Enero de 1.873, en la que participó toda la comunidad incluyendo el personal de
la Corbeta Chilena Abtao, que se encontraba en ese momento anclada en
Mejillones.
Durante
la ceremonia, se leyeron discursos por parte de José Manuel Brown, en su
calidad de empresario y representante de la empresa. Posteriormente, su
discurso fue contestado por el Subprefecto Buitrago. (III) Sucesivamente
hicieron uso de la palabra el párroco Juan José Pizarro y el juez Orrihuela.
Este
comienzo casi simultáneo de los dos ferrocarriles causó mucha polémica entre la
opinión pública, dividida en dos bandos, uno por cada ferrocarril. Así, desde
1.873 hasta 1.876 se dio la situación de que los dos ferrocarriles compitieron
mano a mano para llegar primero a la Pampa Central.
Que
es lo que estaba detrás de toda esta pelea? la respuesta era ganar el
transporte de las cargas a Caracoles, lo que era un gran negocio para el
ferrocarril estatal asegurándole la rentabilidad necesaria. Por otro lado, el
transporte de minerales desde Caracoles haría muy rentable a la Compañía
Salitres, la que había tenido problemas con la explotación del salitre y veía
en esta carga su salvación económica.
Pese
a todas las amenazas por parte del Gobierno Boliviano, Jorge Hicks,
administrador de la Compañía de Salitres de Antofagasta, continuó con las
obras, inaugurando el tramo hasta Carmen Alto ( km. 28,9 ) el día 23 de
Diciembre de 1.872, con la llegada de las primeras dos locomotoras. Pero no se
detuvo aquí y continuó contra viento y marea la prolongación del ferrocarril al
interior.
Por
otro lado, Hicks había comisionado a Belisario Peró para continuar con las
conversaciones con el gobierno Boliviano, llegándose finalmente a un acuerdo en
el que la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta prefirió abandonar
la idea del ferrocarril a Caracoles privilegiando el negocio del salitre, y
acordó que el ferrocarril que construía entre Antofagasta y Salinas sería para
“ transportar únicamente los productos de su explotación de salitres y
artículos... sin perjudicar ni embarazar de manera alguna la explotación del
Ferrocarril del Estado...”, a cambio de que el salitre exportado no pagaría
ningún gravamen fiscal o municipal por 15 años contados desde el 1 de Enero de
1.874. Este acuerdo final se firmó el 27 de Noviembre de 1.873, o sea, cuando
el ferrocarril llegaba al Salar del Carmen. Otro punto del acuerdo era que
Melbourne tenía la facultad para poner un tercer riel en el proyecto del
ferrocarril de Mejillones a Caracoles, por el cual pagará un peaje de 5
centavos por cada quintal de 100 libras que transporte por su cuenta.
Este
último punto, solo mencionado por Machuca, era posible por que ambos
ferrocarriles se juntaban en la estación Mantos Blancos ( actual Prat ), desde
donde corrían paralelos por un buen tramo. Quizás, la idea era economizar en la
construcción de la vía y hacerse de un puerto alternativo.
La
crucial decisión de la dirección de la CSFA de abandonar la idea del transporte
de la carga proveniente de Mejillones le salvó la vida al naciente FCAB, por
que de haber seguido insistiendo en la construcción del ferrocarril,
posiblemente el Gobierno Boliviano les hubiera caducado la concesión. Por otro
lado, esta renuncia le permitió a la Compañía exigirle al Gobierno Boliviano
“algo a cambio” como compensación por la pérdida que significaba renunciar a
esta carga, obteniéndose la eximición por 15 años de cualquier gravamen (IV).
Ahora, con los mercados bien definidos, ambos ferrocarriles continuaron con sus
obras hacia el interior.
Los
trabajos del ferrocarril de Mejillones que habían comenzado con gran actividad,
paralizaron unos meses después por las serias dificultades que se suscitaron
entre el Gobierno y los contratistas. Subsanadas estas inconveniencias, los
trabajos se reanudaron. Pero la calma duró poco tiempo, por que los bonos no se
estaban vendiendo a buen precio ni se lograban colocar suficientes para
financiar la obra, lo que hacía que la empresa sufriera retrasos en sus obras
por falta de capital.
Aparentemente,
estos contratiempos afectaron el ánimo del Gobierno Boliviano, el que vio en
esta obra un grave problema que les complicaría aún mas su actual situación
económica. Ejemplo de esto es el contenido de una nota enviada por el nuevo
presidente Boliviano ( Ballivian ) a la Compañía a fines de 1.873 en la que le
solicita no interferir en la construcción del ferrocarril a Mejillones. Según
sus propias palabras, fue un error este contrato, “...pero el país no puede
retroceder honorablemente y tiene que seguir cargando con este quebranto
financiero..”
En
medio de este escenario, el Gobierno optó por transferir la concesión a Enrique
Meiggs el 12 de Julio de 1.875, quedando constancia que a esa fecha el Gobierno
Boliviano le debía a la Empresa la suma de 248.895 bolivianos.
La
situación del ferrocarril bajo la administración de Meiggs se empeoró aún mas,
ya que este caballero se dedicó a vender algunos materiales del ferrocarril y a
percibir los derechos de exportación de los minerales que se le habían
adjudicado para que continuara y diera término a la obra. Frente a esta
situación, el Gobierno le rescindió el contrato el 1 de Julio de 1876 y solicitó nuevas propuestas para el término
del ferrocarril, sin presentarse ningún interesado.
Por
esta época, el ferrocarril tenía sus terraplenes ya hechos hasta mas allá de
Cuevitas, y varias millas de línea tendida. Se habían adquirido locomotoras y
carros para su explotación, bautizándose como “la Boliviana” la primera
locomotora que tuvo este ferrocarril.
Por
otro lado, el FCAB continuó avanzando al interior lenta, pero sostenidamente.
En Noviembre de 1.875 comenzaron los trabajos del tramo Carmen Alto - Salinas,
llegando a este destino en Septiembre de 1.876. Triste debe haber sido la
expresión de los trabajadores del ferrocarril a Mejillones al ver que sus
competidores, las cuadrillas del CSFA, seguían avanzando la línea, mientras
ellos permanecían detenidos por falta de fondos. Como si lo anterior no fuera
suficiente, por esta fecha los pocos bonos colocados comenzaban a vencer, obligando
al Gobierno a responder por los montos comprometidos.
El Fin del Proyecto
Un
nuevo y casi fatal golpe recibió el ferrocarril de Mejillones cuando el
Gobierno Boliviano cedió ante la presión de los vecinos de Caracoles para que
se autorizara a la CSFA a transportar pasajeros y otros productos aparte de los
relacionados a las salitreras. El “Acuerdo Provisorio”, como se le llamó a esta
transacción, fue suscrito entre J. Hicks y el Prefecto Jofré el 22 de
Septiembre de 1.877. Esta sentida aspiración, que había ido creciendo a medida
que el ferrocarril se acercaba, permitió
a los mineros de Caracoles bajar sus productos a Antofagasta, quitándole el
mercado a Mejillones. Como punto de transferencia se usó Salinas, la que a esta
altura era casi un pueblo impulsado por la creciente actividad salitrera y por
ser parada obligatoria de las carretas que viajaban desde y hacia Caracoles. La
primera tarifa de carga, equipajes y pasajeros para el FCAB fue aprobada por el
Gobierno Boliviano el 18 de Octubre de 1.877.
Frente
a este cambio de escenario, ya no hubieron interesados en terminar una obra,
siendo uno de los pocos con interés en el ferrocarril de Mejillones los señores
Luis Bataille y Francisco Bascuñán Alvarez, quienes presentaron El 28 de Marzo
de 1.877 una propuesta para la “ Reparación y Administración de la Parte
Utilizable del Ferrocarril”, la que no fue aceptada por el Gobierno por el
escaso beneficio que le podía reportar, ordenándole al Prefecto de Cobija que
solicitase nuevas propuestas y que “adjudicara el ferrocarril al postor que,
dando mayores garantías, ofrezca su pronta reparación, de su cargo, e
independientemente del canon o cuota de arriendo que se comprometa a pagarle al
estado”.
El
único interesado que se presentó fue el señor Bascuñán, pero solo y con un
canon de 800 pesos anuales, su propuesta fue aceptada y el ferrocarril se le
adjudicó el 23 de Abril de 1.877. La idea del señor Bascuñán era utilizar las
pocas millas enrieladas del ferrocarril para transportar los minerales de algunas
minas que se encontraban cerca de la vía. Dentro de las mas importantes deben
haber estado las minas de Naguayán, a
pocos kilómetros de Mejillones y varios pirquenes del sector de Mantos Blancos.
El negocio no resultó como estaba previsto por resultarle muy alto los costos
de explotación, así que su arrendatario decidió devolvérselo al Gobierno
boliviano, quedando el ferrocarril abandonado a su suerte.
Finalmente,
fue la naturaleza la que se encargó de destruirlo durante el terremoto y
maremoto del 8 de Mayo de 1.877, en que la marejada se llevó con ella gran
parte del equipo del ferrocarril, incluyendo las locomotoras. El material que
se salvó de las aguas quedó cubierto por la área.
Lo
poco que se salvó terminó siendo embargado a causa de un juicio que enfrentaban
los contratistas del ferrocarril por el no pago de las deudas que habían
contraído con el comerciante Antofagastino Don Francisco Machado, por
mercaderías pedidas a crédito.
Finalmente la justicia falló favorablemente a este caballero, por lo que
todos los bienes que quedaban del ferrocarril, compuestos principalmente por
los durmientes y la vía tendida, salieron a remate, siendo adjudicados a Don
Juan Neves y Don Eleazar Miranda, ambos comerciantes de Antofagasta.
El Ferrocarril Urbano de Antofagasta
Años
después, ( 1893 ) don Eleazar Miranda construyó el “ferrocarril Urbano de
Antofagasta”, sobre una concesión entregada por la municipalidad. Este
ferrocarril llegó a tener 10 km. De vías que recorrían las principales calles
de la ciudad. Su flota estaba compuesta por 10 carros tirados por dos mulas,
uno de los cuales se conserva en el patio de la Universidad de Antofagasta. Con
respecto a el origen de los carros existen dudas, ya que las publicaciones
existentes dicen que fueron de construcción local, pero en el chasis del
conservado en la universidad tiene una placa que dice “ Importadores
Guildemeister & Co. Valparaíso - Iquique - Antofagasta “ lo que hace
suponer que pudo ser de fabricación extranjera.
Para el pago de la tarifa, se emitieron una
serie de fichas de caucho duro con valores de 2 a 10 centavos, una de las
cuales se muestra en este artículo. Aparentemente el negocio no anduvo mal, ya
que en 1901 transportaba cerca de un millón de
pasajeros al año. Don Eleazar vendió su empresa a los señores Guillermo
Julio y Abdón Barraza en 1.906. No está
claro por que lo hizo, en todo caso parece que siguió siendo un buen
negocio, por que en 1.907 transportaron cerca de un millón trescientas
cincuenta mil pasajeros. Estos caballeros siguieron explotando el ferrocarril
hasta 1.914, año en que expiró la concesión otorgada por la Municipalidad y no
hubo interés por renovarla.
Una
ironía del destino es que en 1.906 el FCAB inauguró la línea entre la Estación
Prat y Mejillones, con un trazado muy similar al del ferrocarril de Mejillones.
Lo mas probable es que haya usado lo que estaba construido amparándose en una
de las cláusulas del contrato, por que fueron 74 km. en menos de dos años, por
un sector muy escarpado. Parte de esta
línea fue levantada en 1.919 cuando se construyó una línea entre Antofagasta y
Mejillones. En todo caso, la volvieron a colocar el 1.997 para transportar
ácido sulfúrico entre este puerto y las minas, evitando el paso de esta
peligrosa sustancia por Antofagasta.
Otra
parte del ferrocarril que fue utilizada fue el trayecto que va desde la actual
carretera hasta Mejillones. Sobre este terraplén se construyó en 1.950 la
carretera que une el puerto con la ruta al Norte.
Finalmente,
lo único que se conservó de todo el ferrocarril fue la placa de bronce con la
inscripción “la Boliviana”, nombre de la
primera locomotora de este ferrocarril. Esta placa, rescatada por el ingeniero
Luis Abd-el-Kader, fue donada al Museo de la Instrucción Primaria de
Antofagasta. Su actual destino es desconocido. Otra parte de equipo descansa en
el fondo de la bahía de Mejillones, quizás en un futuro el autor se sumerja en
sus claras aguas en busca de alguno de sus fragmentos arrastrados por el
maremoto de 1877.
Conclusiones
Que
viabilidad tenía este ferrocarril? Suponiendo que hubiera llegado hasta Caracoles habría tenido
carga asegurada hasta la década del 90, cuando la producción de plata comenzó a
decaer rápidamente. Por otro lado, si hubiera querido entrar al negocio del
transporte del salitre habría tenido que esperar hasta comienzos del siglo 20,
cuando se construyó la primera oficina no relacionada con la Compañía de
Salitres de Antofagasta, empresa nacida de la división de la Compañía de
Salitres y Ferrocarril de Antofagasta en esta y el FCAB. Y de no prolongarse
hasta Bolivia, como lo hizo el FCAB cuando fue adquirido por la minera
Huanchaca de Bolivia, hubiera muerto con el salitre al igual que muchos otros
ferrocarriles. Personalmente, creo que la historia mas probable hubiera sido
que al poco tiempo de andar hubiera sido adquirido por el FCAB, tal como
ocurrió con el ferrocarril de Coloso a Aguas Blancas.
Notas
(i) Pese a que el usualmente se ha escrito
Melbourne, prefiero usar Milbourne ( con i) según aparece en su firma. Una de
ellas se reproduce en la página 128 del libro Historia del Salitre de Oscar
Bermúdez.
(II)
Originalmente, la planta elaboradora estaba en el Salar del Carmen, pero este
salitre nunca pudo ser elaborado debido a lo fino de su borra. Frente a este
problema, y en una maniobra desesperada, se buscó salitre por toda la región,
encontrándose en el sector de Alto del Carmen, a 130 km. de la costa y a 12 de
Salinas, lo que necesariamente requería un ferrocarril para su explotación. Por
este motivo, y amparados en las concesiones ya entregadas, se inició la
construcción del ferrocarril a Salinas y Carmen Alto, a solo 60 km. de
Caracoles.
(III)
Francisco Buitrago, Prefecto del Departamento del Litoral. Como diputado por la
zona presentó a la Asamblea Boliviana el proyecto de gravar las exportaciones
de salitre en 10 centavos por quintal de salitre exportado en 1.877, el resto
es historia conocida.
(IV)
No tan solo la Compañía tenía problemas con el Gobierno Boliviano, en general
los tuvo toda la industria instalada en el territorio Boliviano. Los problemas
se arrastraban desde 1.842, cuando se trató por primera ves de fijar un límite
entre ambas naciones, cosa que continuó con en tratado de 1.866 con el goce en
comunidad de los derechos de exportación de los bienes extraídos entre el
paralelo 23 y 25. Finalmente, el 06 08 de 1.874 se firmó el tratado definitivo
en el que el artículo Cuarto decía “.. por la cual no se podían aplicar ningún
nuevo gravamen que los ya existentes a las industrias ya establecidas por un
período de 25 años.. “ ( tiempo suficiente para que Caracoles se agotara ).
Esta aclaración es necesaria hacerla por que en ella se fundamentó la
intervención militar posterior, por medio de la cual se trató de hacer respetar
un Acuerdo internacional y no de defender los derechos de particulares ( de la
Empresa ) por medio de las armas, como se ha afirmado tantas veces.
Harold Middleton
Bibliografía
-
Isaac Arce, Crónicas de Antofagasta
- Oscar Bermúdez, Historia del Salitre
- Francisco Encina, Historia de Chile
- Actas municipalidad de Antofagasta 11.12 1872
- Machuca, Guerra del Pacífico, Tomo I
- Allen Morrison, Tramways in Chile
- Mejillones un pueblo con historia, varios autores
OBVIAMENTE ESTA HISTORIA PASA A ENRIQUECER LOS CONOCIMIENTOS DE COMO NACIERON LAS RIQUEZAS DE ESTE LADO DEL FIN DEL MUNDO, GRACIAS A QUIENES SE DEDICARON A LA RECOPILACIÓN DE ESTA HISTORIA
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